La Desesperanza de los Cerdos de las Granjas Industriales
- Fundación Aniamigos

- 21 nov
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Actualizado: 2 dic
Los ojitos tristes que tienen los cerdos de las granjas industriales reflejan todo su sufrimiento, el que finalmente los lleva a rendirse y a apagar su luz.
Las granjas industriales causan gran tristeza a los animales encerrados en ellas. Las condiciones inhumanas de vida que deben soportar les causan estrés crónico, dolor físico y la frustración de no poder expresar sus conductas naturales. Este sufrimiento prolongado en el tiempo, y sin tener ninguna posibilidad de escapar de él, los lleva a presentar lo que se conoce como desesperanza aprendida, el equivalente a una muerte en vida. Este cuadro psicológico se ve también en personas que han sufrido abuso crónico y que sienten que ya han agotado todos sus recursos para escapar de sus abusadores.
Causas de desesperanza aprendida en los cerdos encerrados en granjas industriales
1.-Confinamiento extremo que nos les permite moverse y que se prolonga durante toda su vida en las granjas.
2.-Estrés psicológico por la falta de estimulación y la imposibilidad de expresar sus comportamientos naturales. Esto los lleva al aburrimiento, frustración y estrés.
3.-Abuso físico y psicológico permanente. Esto los lleva a presentar una desesperanza aprendida porque su mente y cuerpo simplemente se rinden al abuso y no se defienden más. Los cerdos se vuelven apáticos y pierden sus ganas de vivir, al darse cuenta que no tienen ningún control para poder cambiar la situación extremadamente estresante en que viven. Sus caras y ojos se vuelven inexpresivos y tienen una apariencia de haber perdido su vida interior.
Presentan comportamientos repetitivos y conductas anormales como una manera de poder sobrellevar el estrés al que están sometidos. Mascan las barras de las rejas y se muerden entre ellos, lo que es un signo de sufrimiento psicológico.

Investigaciones de World Animal Protection
La investigadora de World Animal Protection Emi Kondo ha recorrido varias granjas industriales de cerdos en el mundo. En uno de sus reportajes de una granja en Brazil describió cómo los cerdos parecían que no tenían vida en sus ojos, como si ya se hubieran ido de este mundo. Le recordó a los pacientes en instituciones mentales. Al preguntarle a los encargados de la granja porqué se veían así, le respondieron “Es lo que se conoce como desesperanza aprendida. Es cuando los cerdos ya han aprendido a no tener ninguna esperanza en el futuro porque se dan cuenta que no hay ninguna salida a su sufrimiento físico y emocional.”
Ningún ser vivo debería pasar por este sufrimiento que causa tal nivel de dolor que lleva a perder la vida de los ojos porque su alma está muriendo.





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